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Cuando se habla de heridas en el
matrimonio, se suele evocar aquellas que permanecen después de una
fuerte discusión, al haber recurrido, uno o ambos miembros de la pareja,
a gritos, ofensas u otras expresiones de violencia emocional y aún
física. Es frecuente también encontrar heridas, cuando la pareja ha
vivido humillaciones e infidelidad, entre otras cosas.
Sin embargo, muchas veces las lesiones
aparecen y se profundizan con el pasar del tiempo casi sin darnos
cuenta. Especialmente esto ocurre cuando la pareja se ha ignorado
mutuamente, desatendido, descalificado o ha recurrido a otras formas de
respuesta inadecuada ante los dificultades del matrimonio, que pueden o
no desembocar en conflictos aún mayores.
Otra forma en que pueden surgir las
heridas en el matrimonio, tiene que ver con las expectativas que cada
uno tiene antes de constituirse en pareja, y la desilusión que
representa confrontarse con una realidad distinta. De igual forma,
cuando las pequeñas diferencias no resueltas, la rutina, el abandono y
la falta de interés van marcando o determinando una actitud que se
prolonga en el tiempo, la distancia en la vida conyugal se empieza a
imponer y es frecuente que de por esta situación se produzcan lesiones
que pueden conducir a permanentes heridas que causan mucho dolor y
fricción en la relación matrimonial.
Los recuerdos dolorosos hacen que tanto
en los aspectos personales, como a nivel de la relación de pareja, el
ser humano tienda a estancarse y no logre desarrollar sus propias
habilidades. Las heridas provocan pesar, porque son resultado de
sentimientos de amargura, tristeza, frustración y, en algunos casos, de
ira e impotencia. Estas van afectando los pensamientos y los
sentimientos, y pueden acompañar a la persona durante mucho tiempo, aun
cuando la situación del pasado aparentemente pareciera ser superada.
Las heridas no sanadas impiden el
establecimiento de nuevas y positivas actitudes y relaciones. Hacen
aflorar la inseguridad, la desconfianza, la duda, el temor y la soledad.
Pueden hacer que la pareja sea prisionera de eventos o situaciones del
pasado e impedir que puedan ver el porvenir con esperanza, ánimo y
alegría.
Un aspecto importante para iniciar el
camino hacia la sanidad en las relaciones matrimoniales, es no negar lo
que se siente. En algunas ocasiones las personas que tratan de ocultar
sus lesiones emocionales o recuerdos que le entristecen, lo único que
logran es prolongar y profundizar sus heridas. Al reconocer el evento o
situación que nos ha lastimado, estaremos dando el primer paso para la
superación de la situación que nos lastimó.
Debemos tener en nuestros pensamientos,
emociones y sobretodo en nuestra voluntad, el propósito de soltar los
acontecimientos o circunstancias del pasado que nos lastimaron. Esta
decisión (dejar atrás el pasado), conlleva una decisión de perdonar y
perdonarnos y aunque el perdón puede parecer en un principio, no ser
algo que se sienta en el corazón, si se mantiene como decisión,
paulatinamente se irá incorporando a nuestras emociones. Una herida
emocional o física, no se olvida fácilmente, pero al “cicatrizar” el
evento pasado, se recuerda sin dolor. Es así como el perdón permitirá
ir sanando el corazón de las personas heridas, posibilitando iniciar el
camino para la superación de cualquier escenario adverso que haya
marcado a los que conforman una pareja.
Para sanar las heridas del matrimonio se
debe asumir la decisión de perdonar, sabiendo que esto se logra
mediante un proceso que toma tiempo, por lo que cada persona debe tener
paciencia y perseverancia. No se debe olvidar que el primer paso, está
en identificar lo que nos a causado el dolor y no dejarlo profundizar en
el transcurso del tiempo.
Cada pareja debe resolver oportunamente
aquellas cosas que les lastiman, para que no se conviertan en heridas
permanentes, sólo así podrán disfrutar de una vida matrimonial de paz y
libertad.
Para recordar
* Las heridas no sanadas impiden el
establecimiento de nuevas y positivas actitudes y relaciones. Hacen
aflorar la inseguridad, la desconfianza, la duda, el temor y la soledad.
* Al reconocer el evento o situación que
nos ha lastimado, estaremos dando el primer paso para la superación de
la situación que nos lastimó.
* El perdón permitirá ir sanando el corazón de las personas heridas.
Por Jesús Rosales
Enfoque a la Familia