El arte
de saber “pelear”
ECUERDA el lector la maleta de aquellas
diferencias que generan tensiones? Pues ya sea que usted tenga muchos o pocos años de casado,
o incluso esté contemplando
hacerlo pronto, lo cierto del caso es que más le conviene pres- tar atención
a esa “maleta”. Ya que son muchas las evidencias que le asignan
al manejo adecuado del conflicto un rol determinante en la felicidad de la pareja.
Las bodas de oro:
Se celebraban las bodas de oro de una an- ciana
pareja cuando alguien hizo la pregunta inevitable:
—¿Cuál ha sido el secreto de su feliz matrimonio?
Con una sonrisa de picardía, la abue-
la respondió:
—La noche de bodas decidí
hacer una lista
de diez de las faltas
que por el bien de mi matrimonio yo le perdonaría a mi futuro esposo. La verdad es que nunca llegué
a redactar aquella lista, pero cuando él hacía algo que no me gustaba,
yo me decía a mí misma: “¡Qué cosa! ¡Esa es una de
las diez!”2
¿De dónde obtuvo la abuela esa información? Alguien tiene que haberla
aconsejado porque, antes de casarse, ¿quién piensa en los conflictos
matrimoniales? Lo menos que los novios piensan es que los conflictos conyugales serán su mayor desafío
como pareja.
Resolución de conflictos
Algunos
investigadores llegan al punto de considerar
que el manejo del conflicto es el factor
de mayor pesoa la hora de evaluar el nivel de satisfacción de un matrimonio. En este punto acudimos a dos inves- tigadores líderes en
el
campo de la satisfacción conyugal: Clifford Notarius y Howard Markman. En uno
de
sus estudios más importantes ellos entrevistaron a numerosas parejas en dos momentos clave: primero, mientras
planificaban su matrimonio y, segundo ya casados, al tener el primer bebé. En estas dos instancias recopilaron todos los
datos que podrían
predecir su grado
de satisfacción conyugal
en el futuro.Después de varios años (cinco
en un caso, diez en otro), contactaron nuevamente a las mismas parejas para saber cuáles eran felices, cuáles infelices y cuáles se habían divorciado. ¿Qué encontraron? Leamos sus propias palabras:
“Nuestros estudios mostraron que la satisfacción matrimonial comienza y termina con la manera precisa como la pareja discute sus diferencias y maneja el conflicto”.3Y ahora abróchese el cinturón de se- guridad para leer lo que sigue.
Sus investigaciones revelaron que factores tales como cuánto se amaban estas parejas
al momento de casarse
o cuán satisfactoria era
su vida sexual no resultaron ser tan importantes al compararlos con el manejo
del conflicto.4 Palabras mayores. Si lo que
estos respetables eruditos están
diciendo es cierto, entonces
es crucial para la felicidad de
cualquier pareja saber manejar sus diferencias. La razón es muy sencilla: no importa cuánto
se amen los novios al momento de contraer matrimonio; no importa
cuán bien funcione su vida íntima;
si
no manejan bien sus problemas conyugales, sencillamente van a bordo del Titanic y en su ruta los espera un colosal
témpano de hielo. Pero no hemos contado toda la historia. Notarius y Markman informan
que en sus estudios
lograron predecir ¡con un noventa por ciento de precisión! en cuál de los tres grupos (felices, infelices, y
divorciadas) encajaría cada pareja al cabo de los cinco
o diez años del estudio en que cada una participó. Esto es sorprendente. ¿Cómo lograron tal grado de acierto? Al medir las estrategias específicas que, para resolver sus conflictos, cada pareja estaba usando al momento de la
primera entrevista. Leamos:
“La resolución exitosa de sus diferencias
permitió a unas parejas desarrollar la
confianza necesaria en su capacidad
para enfrentar juntos lo que fuera
necesario para alcanzar su felicidad. En el caso de las otras parejas, cuando
sus desacuerdos se transformaron en peleas crónicas
y discordia, el pesimismo se apoderó de esos
cónyuges y perdieron confianza en su ca- pacidad para lograr que su relación
funcionara”.5 Otras investigaciones han arrojado resultados similares. Basta citar uno de los muchos
estudios realizados por David H. Olson y sus colegas. En una encuesta realizada
en 1999 para determinar qué factores distinguen
a las parejas
felices de las
infelices, Olson encontró
que el factor más
significativo fue el manejo
adecuado de sus diferencias.
Debido a que hemos
hablado suficiente en torno al qué del conflicto
conyugal, conviene decir algo con respecto al cómo.
El abecé del
conflicto
Una buena manera de comenzar esta sección es haciendo referencia a los estu- dios de John Gottman, para muchos el in- vestigador número uno en la dinámica
de la vida matrimonial. Durante más de treinta años Gottman y sus colegas en
el Laboratorio de Investigación de la Familia (comúnmente llamado el “Laboratorio del Amor”),
han estudiado a miles de parejas empleando una variedad de metodos: entrevistas
filmaciones, monitores del ritmo cardíaco mientras interactúan, y otros
equipos que
Determinan
el nivel de estrés que experimentan en sus conversaciones. La información así obtenida durante todos esos años, fue rigurosamente
codificada y luego analizada matemáticamente. Esto les ha permitido conocer con profundidad la
dinámica de la vida conyugal y, más importante aún, les ha permitido proveer una ayuda invalorable a miles de parejas que luchan
por mejorar su vida matrimonial.
Sacado del libro ME CASARIA DE NUEVO CONTIGO de
Fernando Zabala.